Buenos días!, le dije a la coqueta sala de mi apartamento. Decorada con muchas ideas de Pinterest pero con lo que el bolsillo de la realidad offline dominicana permite.
El abuelo había muerto el domingo, el segundo en menos de dos meses. De repente ha iniciado en la familia una temporada de escasez de abuelos y abundancia de bebitos. Una generación pasa la antorcha a la otra.
La luz entra a borbotones en la sala, les hablo a los detallitos que hacen acogedor este espacio nuestro y me detengo en la rosa blanca que recogí en el cementerio antes de mirar por última vez el nuevo hogar de Papún.
La quise adornar con algunas florecillas moradas que habían quedado en el camino tras pasar la procesión.
Las coloqué en aquella sencilla botellita coleccionable de Coca cola, apagué la luz y soñé.
Al día siguiente la rosa me sonreía, sencilla, hermosa, envuelta en su silencio elocuente, como los abuelos encanecidos y silenciosos pero de miradas elocuentes. Siempre dejando un gran legado con su sabio silencio y siempre luciendo hermosos en la más simple cotidianidad.
Para abuela y Papún.
2 thoughts on “Amando lo leve y lo simple”
que lindo y conmovedor tipa 🙂
Salió bien de adentro con mucha satisfacción por lo vivido. : )