
Quisiera iniciar este post diciendo que “me faltaron tripas” para reír cuando vi el famoso video que desde ayer anda circulando acerca del revuelo que se armó en un supermercado de esta ciudad cuando uno de los gondoleros salió con un carrito lleno de plátanos para colocarlos en su góndola a la disposición del público y la gente, literalmente, se abalanzó sobre el mismo para alcanzar, al parecer “la última ración de agua en un desierto”. La verdad es que en vez de risa, comencé con un gran asombro y terminé confundida e indignada.
¿Qué niveles de histeria puede provocar en nosotros el alza coyuntural en los precios de un “vívere” (como solemos llamarle) cualquiera como para olvidar la mesura y la educación?. ¿Estamos realmente frente a un problema de escasez y especulación de precios o de escasez de educación?
Razonemos un poco en cuanto al plátano. Por más que el plátano salga en todas las vallas publicitarias, anuncios, blogs, fotos de instagram y demás medios de difusión, como uno de los elementos culturales de nuestra identidad, no se trata tampoco de un alimento de primera necesidad en la pirámide alimenticia aprobada por la Organización Mundial de la Salud, como para que se arme tal revuelo por el hecho de que por una temporada el precio de los plátanos rondará entre RD$25 y RD$35 la unidad.
El plátano no forma parte oficial del plato popularmente llamado “la bandera”, aunque de vez en cuando dos o tres de ellos se acomoden junto a un pedazo de aguacate “a la vera” del plato. Y nutricionalmente hablando, con arroz y habichuela es suficiente para obtener una excelente fuente de proteína de origen vegetal. Si además contamos con la suerte de tener un pedazo de carne, pues entonces contamos verdaderamente con un tremendo manjar. No quiero tampoco decir con esto que justificaría semejante acto de salvajismo ante la especulación de precios de la habichuela, la carne o el arroz.
El dominicano de hace 30 años para acá dejó además de desayunar con plátanos para sustituirlo por un pan, una empanada, unos espaguetis, un pedazo de arepa, o en el peor de los casos, un “Esponjosito” con una malta que además se consumen camino al trabajo.
Las cenas mantienen aún un poquito más de tradición y de vez en cuando, cuando no ha sido sustituida por “otro pan” con huevo, o un “pica pollo chino” el dominicano suele poner en su plato humeantes trozos de: yuca, batata, ñame, yautía (3 variedades), auyama, guineitos, rulos o mapuey acompañados de espaguetis, salame guisado, queso frito, huevo y en ocasiones más especiales arenque y bacalao “guisao”.

¿Entonces, donde está el uso tan básico en la canasta familiar de este “verde manjar”?, si me permiten contestar, yo creo que desempeñando un papel fundamental en los servicios de fritura y pica pollos de este país.
¿Que también es un ingrediente básico para el pastel en hoja y el mofongo?, cierto es, pero ni es navidad todo el año, ni todas las semanas nos visita un viajero al que nos empeñemos en “ajustarle” un mofongo en cualquier sitio donde “huela” a chicharrón.
¿Estamos realmente ante una “preocupante” crisis de escasez de plátanos? o ¿perdimos lo que nos quedaba de dignidad y mesura ante tanto show mediático y celebración de la decadencia a la que en los últimos 1o años nos hemos estado acostumbrado sin hacer el mismo pataleo que hicieran estas personas ante la “aparición divina” de un carrito de plátanos?
Creo que la “lucha cuerpo a cuerpo” con un carrito de plátanos, no es más que el reflejo de la indolencia ante las verdaderas luchas y crisis humanitarias y además un penoso acto de egocentrismo de nuestra sociedad.
Me gustaría ver o leer en las noticias que con ese mismo brío nos apresuramos a:
- condenar a un reggetonero que insulta los valores patrios;
- a rechazar que una delincuente relacionada al mundo de las drogas anda abriendo spas, lugares por demás costosos y dirigido a una alta sociedad,
- tirarnos a la calle cuando cualquier político hace abuso del poder y “siembra” a toda su familia en cargos importantes que se quedan sin desempeñar.
- marchar contra los “sindicalistas” del transporte que mantienen un desorden constante en el tránsito de esta ciudad implantando el temor y la anarquía a base de “sindicalismo” disfrazado.
- ridiculizar la epidemia en la que se ha convertido la “caricaturización” de las mujeres que a base de operaciones exageradas han decidido hacer suyo el cuerpo de “Yayita la de Condorito”…
La lista puede ser ampliada por usted amigo lector y no me cabe la menor duda de que podría dar pie a una serie de posts…pero de aquí a que redactásemos los demás, es probable que ya el plátano haya bajado de precio y ya nadie recuerde ni esta batalla del plátano verde, ni todas esas cosas de la lista que antes nos indignaban y hoy las miramos como si fueran un capítulo más de un Reality Show.
Si está tan indignado como yo, está en plena libertad de compartir este contenido en sus redes sociales de la misma manera en que lo ha sido el video que protagoniza este post.