Ese jueves en la mañana tenía algo en particular, recuerdo que el sol iluminó el tarro de mi mata más florecida de una forma distinta. De repente el balcón tenía colores y matices nuevos…definitivamente había llegado la primavera y esa confirmación que llegó de mañana con el sol, coincidió con la confirmación de una cena especial. la chef Devaki Pratt me había invitado a una cena Thai.
Lo especial de la invitación no era lo “Thai”, más bien era lo “Devaki”. Esta particular mujer, que ha sido bendecida con el don de la creatividad en la cocina, soñó con un proyecto gastronómico diferente, especial, uno que ata los alimentos con la salud y la conciencia.
Devaki crea experiencias gastronómicas originales a través de menús temáticos para degustar en su casa con previa reservación. Es como ser miembro de un grupo muy privilegiado. No solo porque degustarás un menú particular y armónicamente diseñado para esa noche, desde el coctel de entrada hasta el té final, sino porque el orden de cada uno de los platos, los ingredientes seleccionados, la forma de presentarlos, sus olores y colores, tienen un fin muy particular: armonizar tu propia energía y vitalidad.
La experiencia gastronómica con Devaki no comienza, como es usual, con el coctel de bienvenida, comienza en el momento en que ella abre su puerta. Tu nariz percibe aroma a sándalo; tus pupilas se adaptan para moverse a otro nivel de iluminación, una más tenue, íntima, donde las flores que reposan sobre cada mesa encandilan con su colorido.
La música te va “sacando” las tensiones y las va colgando una a una en un guardarropa cuyas piezas de seguro no procurarás a la hora de marchar.

Tus sentidos están listos ya para recibir el primer brote primaveral, “Coctel de lychee”, refrescante néctar aromático de fermentación intensa y muy agradable al paladar, se complementa de maravilla con la textura ligeramente gominosa de los trocitos de lychee que encuentras, como un premio, en el fondo de la copa. Una bebida cuidadosamente presentada en envoltura de hoja de plátano y flor de orquídea, diseñada para relajar y aniquilar el pensamiento.

Para cuando llega el primer plato de la noche, sopa de camarones al curry con piña, con tus pensamientos previamente “aniquilados”, tu atención y tu cerebro estarán enfocados y libre de distracción. Y mejor que hayas alcanzado este estado porque esta sopa te pone a viajar.
En la primera cucharada reconoces la piña, dulce, tenue; luego el curry. El final se lo reserva el picante que se presenta a sí mismo en la intensidad adecuada para calentar el alma, fijar tu mirada en un punto de la nada, dibujarte una sonrisa en el rostro y poner cara de “ guaooo, no había probado nada como esto”.
Lo piensas tímidamente, como si pudieran escuchar lo que piensas y miras a tu acompañante buscando en su expresión la aprobación que necesitas para decirlo, pero el pensamiento es tan fuerte que mi amiga Noelia, sentada a mi lado, lo oyó y solo comentó:
– Yo tampoco. Y si esto es solo el caldo, ¿que será cuando encontremos un camarón?…tal vez habrá perdido su esencia nadando en este delicioso caldo tan peculiar.
Dicho esto, usamos la cuchara como arpón y nos zambullimos de nuevo como buzos en ese mar de sensaciones hasta dar con los camarones que nos esperaban en el fondo del plato, para demostrarnos que mantenían intacta su personalidad, su sabor y textura característica aportando lo suyo sin dejarse invadir jamás.
El camarón te trae a la realidad, te recuerda que estás apenas probando el primer plato, pero cuando vuelves al caldo, vuelves a flotar y quieres incluso pedir un “chin” más. Por suerte cuando estaba a punto de atreverme llegó el segundo plato.

Devaki y su equipo tenían razón, cada plato está armónicamente estructurado y ordenado para poco a poco llevar tu ser a un estado de armonía y bienestar. Esa armonía comienza en la presentación de cada plato, y nuestro segundo “brote” de la noche era casi un obra de diseño gráfico minimalista que combinaba tres bocadillos:
- Dumplin relleno con salchichas vegetarianas y salsa de chile
- Cake de pescado con salsa de tamarindo
- Mejillón al vapor con hierbas
Todo en este plato pareciera un juego. Comenzamos con el dumplin. Su fina piel de harina de arroz le dejaba campo abierto al relleno, donde trocitos de maní y hongos se descubrían como una sorpresa al paladar.
La salsa de chile, coronada con finos anillos de chiles rojos y verdes, te invita a zambullir en ella porciones del dumplin haciéndote sentir por momentos como un pequeño chef capaz de cambiar el sabor de la comida con una salsa mágica, cual si fuera la varita de Harry Potter.
Los mejillones son la parte más divertida del plato. Son pequeñas piececitas colectadas y ensartadas como si nunca las fueras a comer, y cuando por fin te decides a hacerlo, saben como si fuera tu primera vez, una nueva forma de conocer el mejillón. Cocidos al vapor, presentados con hierbas y un toquecito de limón mantienen su textura terrosa, pero con distinto sabor.

Cake de pescado con salsa de tamarindo.
Mejillón al vapor con hierbas
El Cake de pescado, pequeñas tortitas suaves, tienen el sabor más familiar hasta que lo unes a la salsa de maní y te vuelves testigo de una transformación total que toma como escenario tu paladar. A este plato lo llamaría el juego de las salsas.
Aún nos faltan dos platos más y el postre. En este punto me invade la incredulidad y comienza a preocuparme que los platos que faltan no puedan superar a los ya probados. Este pensamiento muestra el nivel de abstracción que ha logrado en mi la cena.
Mi divagar existencial es interrumpido por los comentarios de las otras mesas, llegan a mi como testimonio sobre lo delicioso que ha sido todo hasta el momento. Se sorprenden por el ingenio de la receta que presenta cada plato con ingredientes y sabores que impresionan el gusto, sin más tecnicismo que el uso de lo natural.

En eso estaba cuando llegó la ensalada de papaya verde. Un plato controversial y polémico para mis sentidos que requirió un breve análisis sobre las sensaciones que provoca.
Como toda ensalada, el primer bocado se siente refrescante y esta ensalada en particular, es además, dulce y suave como un bálsamo frío. En el segundo bocado identificas el protagonismo de la cebolla. La ensalada está bañada en su jugo y es su principal esencia, es entonces cuando sale el picante y sientes que debes hacer algo pronto para refrescar tu paladar!!,¿y qué haces entonces?
Pues volver a tomar otro bocado de la misma ensalada que es tan fresca y suave a la primera…
Y así mis amigos, este plato se vuelve un círculo vicioso que termina justo en el momento en que ya no queda más. Este plato nos hizo filosofar a mi amiga y a mi sobre mi intolerancia natural al picante y la repentina tolerancia que la ensalada desarrolló.
Era un picante terapéutico, un bálsamo para aliviar las paredes del estómago y preparar los sentidos para el plato fuerte final: Curry de pescado con brotes de bambú & arroz con especias y coco. Para mi, uno de los platos más deliciosos de la noche.
La presentación del plato impresiona en este más que en los demás. El arroz, para mi la estrella de toda la noche, viene envuelto delicadamente en hoja de plátano atada con una orquídea; el curry de pescado reposa a su lado, menos impresionante, lo suyo viene guardado en el juego de texturas y el sabor.
De todos es el plato más abundante y luego de cuatro platos estás casi seguro que con este no podrás.
Nada más lejos de la realidad.

El arroz con especias y coco nada tendrá que ver con tu nivel de saciedad sino con tu deseo de atesorar en tu paladar cada sabor diferente, peculiar.
El primer bocado conquista el paladar y te hace su esclavo hasta que no queda más. La presencia del coco en este arroz está en las crocantes y dulzonas ralladuras que revolotean entre los granos de arroz jazmín que además han sido aderezados con otras especias que no logré descifrar.
Es un sabor que crea una dimensión paralela, donde el arroz es un manjar de reyes de aroma fragante y sabor celestial.
No me he olvidado del curry, sobre todo por los brotes de bambú. Que experiencia tan rica la textura crocante de los generosos cortes de bambú, el picante del curry y la tersa masa del pescado…y si lo unimos con un poquito del arroz con especias y coco, es entonces una experiencia holística, onírica y multidimensional a la vez.
Es el plato adecuado para despedir tu paladar de los picantes y salados y darle y darle la bienvenida al dulzor.

Si el último plato fue una experiencia holística, con el postre resulta todo lo contrario: la suma de las partes trasciende al todo.
Guineos fritos con compota de frutas y pancakes de coco con salsa de rosas.
Permito que el título del postre se presente por sí solo porque es un señor postre. No por su abundancia, sino porque cada elemento mencionado tiene su “minuto de fama” en el paladar.
Confieso que cuando leí el menú, fue el plato que menos me impresionó. Al fin y al cabo, qué tiene de exótico un guineo (al menos aquí en el Caribe) y compota?, solo me hacía pensar en bebés. Pero como en anteriores ocasiones en esa misma cena, me equivoqué.
A mi particularmente me conquista el corazón los postres calientes, así que al momento de probar lo caliente y crocante del guineo junto a la “compota” de frutas naturales, me bastó para recordar que mi capacidad de asombro es inagotable y cuando ese bocado coincidió además con bocaditos del pancake, entonces ya si tuve que exclamar:
¡Wao!
Sin embargo recomiendo que se tomen su tiempo para “entenderse” con cada elemento en particular. El pancake de coco en salsa de rosa es la parte más sublime del postre, y la que más asombra. En él se conjuga lo terso y lo crocante, atisban lo salado y lo dulce, pero sobresale lo jugoso y lo fragante.
Cuando pensamos que todo había terminado, nos despidieron con un té, 11 pócimas para dormir densamente coronado con una hermosa orquídea y una gran sonrisa de satisfacción en el alma.
Un inequívoco cierre con broche de oro. Un menú diseñado casi algebraicamente para alcanzar el bienestar y la armonía del ser.
Es la posibilidad de admirar la naturaleza, presentada como ingredientes de una comida en su plenitud visual y estructural. Es redescubrir tu cuerpo y tus sentidos y percibir los cambios que cada plato puede lograr en ellos.
Esta experiencia es un privilegio que todo ser, acompañado de su cuerpo, no se debería perder.
Devaki Pratt, alimento, salud y conciencia: 809-856-7651/ devakipratt@yahoo.com
Quiero hacer un especial agradecimiento a Máximo Hernández quien amablemente compartió las fotos de este post. Para él sean todos los piropos.
Tip: Descubre cada regalo de la naturaleza como si lo comieras por primera vez. Olvida lo que está registrado en tu mente y re-encuéntrate con ella a través de nuevos sabores, permite que tus sentidos alcancen otro nivel.