Noelia me dijo:
-Tipa! y ha’ta la cuanta e’? Arreglen su bultico y vámonos pa’ Puerto Plata.
Y a mi, que no hay que rogarme mucho para coger carretera, entré par de “trapitos” en el bulto de mi esposo y en lo que se dice berenjena ya estábamos en una estación de gasolina quitándole el pijamas al estómago con esos horneaditos de huevo y queso que son tan apropiados en esas circunstancias.
Ya en carretera se develó el plan:
-Yo, dice Noelia, voy a tomar las fotos para participar en el concurso de fotografías, “Retrata de corazón lo mejor de Puerto Plata”, y tu, Bocatips, aprovechas para que conozcas Puerto Plata con el sentido que mejor has desarrollado.
-Bien!!, dije, mientras en Foursquare hacía check in en La Volanta, un parador para camioneros que encontramos antes de entrar a Santiago donde se suele encontrar desayuno “pesado”: spaguetti guisado, modongo, longaniza y víveres varios.
Puerto plata, saboreando un pueblo con el corazón
Lo que comenzó como una simple aventura, terminó con una confesión de amor a primera vista. Tengo que reconocer que Puerto Plata está encantador, las casas de estilo Victoriano están remozadas, el malecón tiene un carril solo para bicicletas y en general sus calles y aceras están impecables.
Nuestro recorrido fotográfico inició con el clásico teleférico. Se lograron buenas fotos y también buen apetito; así mientras Noelia iba retratando el corazón de Puerto Plata, yo lo saboreaba hasta los huesos.
El primer sabor que impresionó mis sentidos fueron los pescados fritos de la Parada Jhoan, en el paraje Maimón en las afueras del pueblo. Este clásico de la cultura gastronómica puerto plateña sigue ofreciendo los mismos pescados fritos frescos y baratos que yo había conocido hace más de 10 años atrás. En esta ocasión me impresionaron sus albóndigas de tiburón y las “pescarinas” (frituritas de pescado empanizadas al estilo pechurina).
El lugar tiene un encanto particular. Un amplio lavamanos público a la entrada del comedor que me hizo sonreir y decir para mis adentros:
-aquí se va a comer pescado frito “como e”, en una mano la cabeza y en otra, la cola.

Al salir de la parada me encontré con varios preparados de Mamajuana y me llamó la atención en especial este de marisco…y no, no lo probé, sólo puse el ojo fotográfico sobre él, pero suelen ser muy atractivos para los turistas.


Por supuesto que nuestro recorrido fotográfico incluyó glorieta del parque, pero más que una glorieta remozada, encontramos un túnel en el tiempo. Sus alrededores parecían un set de películas de mediados del siglo XIX y para completar la escena, nos encontramos un concierto de la sinfónica juvenil en medio del parque.
Yo disfrutaba de aquel ensueño cuando mis ojos divisaron los helados Mariposa. Una heladería italiana muy pintorescaf rente al Parque que además ofrece cuidada repostería austríaca. Recomiendo el helado artesanal de limón y el strudel de queso y crema, delicioso como pocos que haya comido antes. No olvide llevarse un buen libro y disfrutar de sus manjares sentado en su tranquilo y encantador patio.

La noche nos cayó encima sin darnos cuenta y el estómago pedía a gritos que le tuvieran misericordia. Nos decidimos por una opción sin complicaciones protocolares pero que reuniera el famoso “trio de b’s” que el dominicano siempre busca.
Brasa y leña se apiadó y nos acogió. Es un carrito de parrilladas que comparte parqueo con Lust, el bar más “in” del momento en la avenida Manolo Tavares Justo. Nace de las constantes reuniones y parrilladas familiares de la dinastía de “los Diógenes”, hasta que la costumbre se volvió talento y nace entonces este auténtico negocio familiar

Les podría hablar de sus jugosos pinchos y churrascos pero donde tuve que quitarme el sombrero fue frente a sus ricas longanizas artesanales a la parilla. Las suelen acompañar de los famosos casabes de San Piñé, los del viejito en el burro. No dejen de probar su Choripan, este guarda una historia muy peculiar sobre su origen, pregunten por ella cuando los visiten. Abiertos de miércoles a domingo desde las 7:30pm y hasta cuando quede qué tirar a la parrilla.
La mañana siguiente amaneció brillante. La loma Isabel de Torres estaba despejada y el cristo con sus brazos extendidos parecía darnos los buenos días.

Es asombroso encontrarse en cada esquina de Puerto Plata con una musa para la creación o la recreación. Las ventanas de madera o los mosaicos de alguna vieja casa. Un artístico mural a favor del reciclaje. Una antigua iglesia remozada o la cicloruta del malecón que invita a dar un paseo en toda su extensión y terminar con un chapuzón en Longbeach.

En este recorrido me enteré de los famosos quipes Bojos. Una tradición de décadas muy valorada por los puertoplateños pero que no pude saborear pues solo abren de lunes a sábado de 3pm a7pm.
Comí pizza en pleno malecón con una vista al mar de primera fila en No solo pizza. Calzones y pizzas al horno de leña a buen precio. Sin embargo en materia de pizza hay para elegir, pues Las Palmas es una de las pizzerías más aclamadas por el público con un ambiente más bucólico y relajado que también me quedó para una próxima vez.


Comida, historia y aventuras
Es cierto que el amor entra por la boca. Puerto Plata conquistó mi corazón también por su arte, historia y espíritu aventurero. Ir desde el pueblo a Cabarete en bici es una aventura extrema que debes intentar alguna vez. Entre el kitesurfing y las auténticas cervezas y salchichas alemanas en la carretera, olvidas por breves instantes que aun sigues en el país.
No puedes salir de Puerto Plata con las manos vacías. Mucho menos sin haber probado los emblemáticos bombones de melaza y su queso GEO. Yo siempre los consigo a la salida, a la orilla de la carretera que va a Santiago.
Noelia no ganó su concurso de fotografía, pero si que colmamos ese fin de semana de imágenes memorables que lo trascenderán.
No sé aún cuantas veces vuelva. Han sido más de tres las veces que abrimos los ojos esperando al levantarnos ver allí el Cristo con los brazos abiertos a un nuevo día. La bicicleta como fiel compañera y una playita al final de la tarde para variar.
Tip: Explora, prueba y enamórate de nuevo, aunque sea de tu mismo pueblo. Nunca pares de ejercitar el corazón
6 thoughts on “Puerto plata a la leña, saboreando un pueblo desde el corazón.”
Elaine, me transportaste en tu aventura, me da gusto que por tu pagina, pueda conocer y amar mas mi pais, su cultura, gastronomia, su gente, su esencia, recorro en pensamientos mis lectura en cada uno de tus andanzas, que Dios te siga bendiciendo enormemente, sigue viviendo libre, descubridora, y viendo las grandezas de nuestro Señor depositados en este pedacito de tierra, un abrazo!!
Gracias Angélica por tomarte el tiempo de comentar. Ese es el objetivo, transportarlos, que puedan vivir a través de mis relatos mis vivencias y se motiven a experimentarlo.
A Dios todo el honor y la gloria del bienestar que pueda llevar a los demás a través de estos relatos. Bendiciones mil para ti y los tuyos.
Desde el 1999, luego de pasar la vida pedaleando en una bmx, y luego de ser atrapado por la zona metropolitana, no había realizado un recorrido en bici por mi querido, amado y bello pueblo norteño.
Esta tarde recibí el link con la dirección de esta nota y como era de pop lo deje pendiente para leerlo cuando llegara a casa (evitando el ruido laboral), y he disfrutado, exponencialmente, cada palabra, cada imagen… Gracias! Es un regalo para este pueblo que necesitan que escriban, que hablen de el…
Gracias por el reconocimiento, el saber que la gente se identifica con las descripciones e interpretaciones de lo que viví allá, es una de las mayores satisfacciones para el que ama escribir. Cuiden todo eso que hace especial a este pueblo. Tengo deseos de volver pronto.
Que gusto me dio leer esto. Me transporto a mi pueblo, saboree cada comida con esos ricos detalle que usted le dio, y al igual que usted hice ese viaje en bicicleta. Que sensacion mas rica sobretodo para mi que estoy lejos y adoro mi pueblo.
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